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- On julio 16, 2025
Por Qué el Divorcio Debería Ser la Última Opción
Antes de opinar sobre este tema, debo aclarar que mi intención no es animar a las personas a permanecer en una relación tóxica o abusiva y sufrir. Eso sería totalmente erróneo. La intención es asegurar que la separación se deba a las razones correctas y que la pareja haya intentado todas las vías posibles antes de decidir separarse.
El mundo atraviesa una época muy confusa. Parece que la humanidad se ha despojado de la moral y los valores, y la han reemplazado por el egoísmo, actitudes y puntos de vista egocéntricos que conducen a una menor tolerancia hacia los demás y a encontrar la manera más fácil de salir de una mala situación lo antes posible.
Creo que es hora de volver a los principios y valores básicos del compromiso en una relación, reexaminar nuestras expectativas y actitudes para evitar toda una vida de arrepentimientos, y comprender que el divorcio no es la única solución para resolver los problemas en una relación.
A medida que la moral y los valores pierden influencia en las personas, la tasa de separación aumentará sin que estas se den cuenta de que los problemas no se resolverán cambiando de pareja ni de ubicación geográfica. Se requiere autorreflexión y apertura para admitir y aceptar nuestra responsabilidad en el fracaso de la relación.
El divorcio ha sido desaconsejado en todos los escritos religiosos. A continuación, los escritos de Bahá’u’lláh que describen cuándo se permite el divorcio y cómo debe concederse:
“Si surgiere resentimiento o aversión entre esposo y esposa, él no ha de divorciarse de ella, sino aguardar pacientemente durante un año completo, para que tal vez se renueve la fragancia del afecto entre ellos. Si al cabo de este tiempo no ha resurgido el amor, está permitido que se efectúe el divorcio.”
Comparto algunas de mis ideas sobre por qué el divorcio debería ser el último recurso para terminar un compromiso con nuestros compañeros de vida:
• Ver la relación como una promesa o un compromiso serio, en lugar de como una fuente de seguridad e interés personal. Una pareja puede tomar los votos matrimoniales a la ligera, pensando que son solo palabras bonitas, y no darse cuenta de que es una promesa, un pacto, y que, como todo esfuerzo en la vida, requiere sacrificio y energía para proteger y nutrir esta preciosa unión que podría durar para la eternidad o, al menos, como dice el voto matrimonial, «hasta que la muerte los separe».
“El matrimonio bahá’í es el compromiso de las dos partes una con la otra, y su apego mutuo de mente y corazón. Sin embargo, cada uno debe tener el máximo cuidado para conocer completamente el carácter del otro, para que el pacto vinculante entre ellos sea un lazo que perdure para siempre. Su propósito debe ser este: convertirse en compañeros y camaradas amorosos y estar unidos el uno al otro por el tiempo y la eternidad.”
• “La vida es cambio, y el cambio es vida”, lo cual transmite la idea de que el cambio es parte natural de la vida. Eventos como enfermedades, fallecimientos en la familia, cambios económicos o la pérdida del empleo pueden impactar significativamente nuestras vidas. Los problemas pueden ser consecuencia de nuestro entorno. No considerar los cambios y desafíos que el correr del tiempo nos depara puede quebrantar los cimientos incluso de relaciones sólidas. Los cambios físicos y emocionales son naturales y afectan a las personas, pero no son motivo justo para la separación.
• Reconocer nuestra responsabilidad en la creación de problemas en lugar de culpar de todo al cónyuge. Esto requiere autoconocimiento, esencial para el crecimiento personal y las relaciones.
• Abordar el matrimonio desde una perspectiva espiritual. El énfasis debe estar en la parte espiritual del matrimonio y no solo en la vida material. ‘Abdu’l-Bahá lo explica:
“¡Oh vosotros dos, creyentes en Dios! El Señor –incomparable es Él– ha hecho que la mujer y el hombre vivan juntos en la más estrecha camaradería, y que sean como una sola alma. Son dos compañeros, dos íntimos amigos, cada uno interesado en el bienestar del otro.”
• Hollywood, así como otras industrias cinematográficas y las redes sociales han distorsionado el concepto del matrimonio al destacar únicamente los aspectos materiales, como el enfoque en los atributos físicos, sin prestar atención a los elementos morales y espirituales. No todo es romance; es la realidad y requiere esfuerzo.
• Es fundamental evitar los consejos de quienes no están en posición de juzgar y son parciales, y en su lugar, consultar con las personas e instituciones adecuadas. Durante una crisis, el juicio se nubla debido a las emociones abrumadoras, lo que puede llevar a decisiones equivocadas. Es entonces cuando se necesita más tiempo para la meditación y la autorreflexión, buscando el consejo de fuentes confiables y consejeros profesionales para tomar las decisiones correctas. Un mal consejo en esta situación puede ser desastroso, y un buen consejo puede salvar la relación y evitar una crisis.
En conclusión, Bahá’u’lláh señala que Dios desea la unidad y la armonía para la humanidad, y el divorcio es contrario a Sus deseos, pero permitido en circunstancias extremas.
Cuando surge la cuestión de la separación, ambas partes tienen dos opciones extremas. Una es el infame «nos vamos a juicio», donde los abogados se hacen cargo de los asuntos legales.
La otra es lo que sugirió ‘Abdu’l-Bahá:
“Si se produce el divorcio, el amor espiritual y el afecto entre vosotros deberían aumentar, y deberíais llegar a ser como hermano y hermana.”
Esta cita nos recuerda que debemos elevarnos por encima de las tentaciones de nuestra naturaleza inferior y elegir el camino del amor.
- By Badi Shams
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