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Servir a la Población de la Tercera Edad Requiere Cambiar de Actitud

Leí esta triste historia en redes sociales y me reafirmó en cumplir mi meta de construir un refugio para personas mayores desfavorecidas que no cuentan con la ayuda de sus hijos ni con ningún apoyo gubernamental.

Esta es la esencia de la historia que pone de relieve la difícil situación de millones de nuestros mayores.

“Hoy cumplo 89 años y estoy sentado en la residencia de ancianos con un plato de albóndigas delante. No sé quién me las preparó ni quién me felicita hoy. Tengo tres hijos, pero hace mucho que no los veo. Me trajeron aquí y me dijeron que era por mi propio bien, pero el tiempo pasa y el teléfono no suena.

No estoy enojado, estoy triste. Es triste porque en el fondo de mi corazón, a pesar de su ausencia, nunca dejé de amarlos. Es triste porque no quiero mucho. Solo quiero un abrazo, una palabra, un «Feliz cumpleaños, papá».

Solo quiero que alguien se acuerde de mí hoy. Si lees este mensaje, piensa en mí.

Hoy, espero que este mensaje llegue a los corazones de quienes han olvidado el valor de la bondad antes de que sea demasiado tarde.”

La población de tercera edad mundial aumenta cada año gracias a los milagros de la medicina y la tecnología modernas. Las personas viven más tiempo, anhelan una vida plena y forman parte de la vida cotidiana de la comunidad.

Se ha mejorado mucho el cuidado de nuestros queridos mayores desde que la COVID-19 expuso las trágicas deficiencias de muchas residencias para ancianos.

Aun así, debido a factores económicos, la práctica predominante en Occidente es brindar servicios a gran escala, albergando y cuidando a nuestros mayores en grandes complejos. En algunos países subdesarrollados, los ancianos no tienen tanta suerte. Quedan a merced de sus hijos, quienes en la mayoría de los casos no tienen tiempo para ellos, o sus prioridades económicas y de otro tipo no les permiten cuidar de sus padres. En muchos casos, los ancianos se han visto abandonados a su suerte, sin la ayuda de agencias gubernamentales ni de ninguna otra organización. Los he visto mendigando en las calles o muriendo en la pobreza.

Eso me hizo soñar con construir la Residencia de Ancianos Nazz en India. Esta idea se basa en los escritos de la Fe Bahá’í para cubrir todos los aspectos de las necesidades físicas, espirituales, emocionales e intelectuales de nuestros mayores, quienes dedicaron sus vidas a hacer del mundo un lugar mejor para las próximas generaciones.
Nuestra generación debe reflexionar sobre sus necesidades y desarrollar un enfoque holístico para el cuidado de nuestros mayores. Debemos permitirles ser productivos, compartir su conocimiento, sabiduría y las lecciones perdurables que han aprendido.

Existen muchos experimentos y nuevos métodos de prestación de servicios, y la Residencia de Ancianos Nazz se centra en las personas mayores pobres y desfavorecidas. Sin embargo, estas innovaciones no cambiarán la mentalidad ni el corazón del mundo. Necesitamos reexaminar las necesidades de estas preciosas almas, que si bien pueden tener una corporalidad más frágil, son como tesoros llenos de sabios consejos necesarios para que la joven generación comience hacia el camino correcto hacia la madurez. La siguiente cita se ha convertido en la guía de la Residencia de Ancianos Nazz:

“Que debe haber una plena integración del envejecimiento en la comunidad humana, ya que la comunidad debe ser una familia extensa en la que todos, de cualquier edad, son una parte esencial, y no solo se les permite, sino que se les anima, a hacer la mayor contribución posible al bienestar del conjunto; y que al considerar las necesidades del envejecimiento en el proceso de desarrollo debemos tener en cuenta la integridad del ser humano, la dimensión moral y espiritual, además de su naturaleza emocional, intelectual y física al discutir las contribuciones especiales de las personas mayores al desarrollo y su participación en los beneficios resultantes” ~Comunidad Internacional Bahá’í International Community [Traducción provisional]

Nuestra población mayor necesita nuestro cuidado y apoyo para contribuir a la calidad de vida de la comunidad. Lamentablemente, las necesidades espirituales y emocionales de las personas mayores se han ignorado y olvidado en el proceso de planificación. En la mayoría de los casos, nuestros mayores han sido apartados de la sociedad para atender eficazmente sus necesidades físicas, y sus necesidades espirituales y humanas han sido descuidadas. Este enfoque dista mucho de ser un enfoque espiritual que considere a cada ser humano como un ser espiritual. La condición física o la edad no deben distraernos de nutrir el alma, sin importar la edad. Bahá’u’lláh nos recuerda la relación entre el alma y el cuerpo.

“Sabe que el alma del hombre, es exaltada sobre todas las enfermedades de cuerpo y mente y es independiente de ellas. Que una persona enferma muestre signos de debilidad, se debe a los obstáculos que se interponen entre su alma y su cuerpo, porque el alma misma no es afectada por ninguna dolencia del cuerpo” ~Bahá’u’lláh

Necesitamos reflexionar, examinar nuestra conciencia y adoptar un nuevo enfoque para reconocer y recompensar las contribuciones de nuestros mayores durante su vida para el mejoramiento del mundo. Este enfoque de cuidado está en armonía con el espíritu de la vida bahá’í.

En resumen, tenemos o tendremos problemas de salud que indiquen que necesitamos ayuda, y sería maravilloso que fuéramos conscientes de ello y comenzáramos a reflexionar, planificar y actuar en la dirección que ‘Abdu’l-Bahá nos indicó.

No hay mejor manera de complacer al Creador que a través del camino del servicio. ‘Abdu’l-Bahá explica:

“Sabemos que el socorro a los pobres y el mostrarse caritativo es bueno y agrada a Dios; pero el saberlo no da alimento al hombre que padece hambre, ni puede el pobre, en lo más crudo del invierno, ser abrigado por el conocimiento o las palabras: debemos extender la ayuda práctica del amor generoso” ~Abdu’l-Bahá

Permitámonos soñar con un futuro donde, en cada comunidad, las personas mayores, con el objetivo de una integración plena, puedan participar en actividades con personas de todas las edades, como artes, jardinería y diversos eventos comunitarios. Pueden participar en la planificación de actividades y ser una fuente de orientación para compartir sus experiencias de vida con las generaciones más jóvenes. Podemos imaginar a cada persona mayor adoptada espiritualmente por una familia que la cuida y la integra como miembro de su familia.