¿Qué significa la riqueza para ti?

La mayor fuerza motriz del mundo para mí es y ha sido el deseo de riqueza. Por ello, se han peleado tantas guerras, y se han perdido millones de vidas. Ha influido más personas que todos los seguidores de las religiones combinadas. Esto se debe a que incluso algunas personas religiosas están más motivadas por la riqueza que la fe.

Ningún aspecto de la vida de hoy carece de su hechizo y, sin embargo, no podemos definirlo realmente. Eso es porque significa diferente para cada persona. Algunos ven el poder en él, otros ven placer, y muy raramente algunos ven una oportunidad de servicio en él.

Ha llegado el momento de tratar de definirlo y entenderlo para que sepamos dónde lo apoyamos. De esa manera podemos decidir su importancia o falta de ella en nuestras vidas y hasta qué punto tenemos que invertir nuestras energías en ello.

La Investopedia define la riqueza como:

“La riqueza mide el coste de todos los activos de valor que posee una persona, comunidad, empresa o país. La riqueza se determina tomando el valor de mercado total de todos los activos físicos e intangibles que posee, y luego restando todas las deudas. Esencialmente, la riqueza es la acumulación de recursos. Se dice que personas, organizaciones y naciones específicas son ricas cuando pueden acumular muchos recursos o bienes valiosos”.

En un lenguaje simple, significa todas las posesiones mundanas que una persona ha acumulado.

En términos económicos, la riqueza se explica de muchas maneras, como el valor neto para los individuos y la riqueza de los países por el Producto Interno Bruto (PIB). No hay tiempo ni espacio aquí para ahondar en estos detalles técnicos.

Para una mejor comprensión de la riqueza estudiaremos brevemente su historia.

Antiguamente, antes de que se introdujera el dinero, diferentes sociedades tenían su propio sistema de intercambio para crear riqueza y utilizaban trigo, arroz, sal, ganado y ganado. La plata y el oro se usaron antes de que las monedas aparecieran, y desde entonces el dinero es el medio más común para medir la riqueza.

El poder del dinero sobre nuestras vidas es innegable y ha sido otorgado por muchos el estado de la Divinidad. Para aquellos, no hay nada que no hagan para poseer tanto como puedan.

Ahora quiero definir la riqueza desde el punto de vista bahá’í. Los escritos bahá’ís lo explicarán mucho mejor de lo que puedo hacer.

“La esencia de la riqueza es el amor por Mí; aquel que me ama es el poseedor de todas las cosas, y aquel que no Me ama es, en verdad, de los pobres e indigentes. Esto es lo que el Dedo de Gloria y Esplendor ha revelado.”- Bahá’u’lláh, Tablas de Bahá’u’lláh Reveladas después del Kitáb-I-Aqdas, pág. 156

Esta es la definición espiritual de la verdadera riqueza que debe ser la meta y el deseo de cada persona, de gastar toda una vida de energías en el desarrollo de virtudes para que tengamos algo que mostrar fuerte cuando nuestro tiempo en este mundo de existencia material llegue a su fin.

¿Cómo usar la riqueza?

La etapa más cortical de la vida es cómo utilizar adecuadamente la riqueza que uno ha ganado. Elegir la dirección correcta es un cambio de vida con enormes consecuencias. Si captamos el concepto de verdadera riqueza, entonces tenemos que encontrar el uso adecuado para nuestra riqueza. Siempre he pensado en la riqueza como una herramienta increíble para el servicio a la humanidad y no me asusté de usar mis habilidades dadas por Dios para invertir sabiamente para crear riqueza. A medida que ganaba bienes económicos, también trabajé en el desapego de ella y recordé continuamente mi propósito sobre la búsqueda de la riqueza y las advertencias de Bahá’u’lláh sobre los peligros de poseer riqueza. Sabía que la riqueza traería consigo muchas pruebas.

“¡Oh hijo de ser! No te ocupes de este mundo pues con fuego probamos el oro y con oro probamos a nuestros siervos. ”–Bahá’u’lláh, Las Palabras Ocultas, Árabe, no.55

En el mundo materialista en el que vivimos, la tendencia predominante alentada por Hollywood y otras fuentes de medios de comunicación son los autoindulgentes del consumismo, que implica comprar más, tener más y en pocas palabras, divertirse ahora y no pensar en el futuro, o después de la muerte. Tratan de convencernos de que no hay un objetivo más alto en la vida que el comprar y consumir.

No es de extrañar que el concepto de dar y compartir voluntariamente sea tan extraño para la mayoría de las personas en estos días. Como bahá’ís, tenemos claro cómo usar nuestra riqueza porque tenemos estas instrucciones celestiales claras.

“¡Oh hijo de hombre! Gasta mi riqueza en mis pobres para que en el cielo partícipes de las reservas de esplendor inmarcesible y los tesoros de gloria imperecedera. ¡Pero, por mi vida! Ofrendar tu alma es más glorioso, ¡si vieras con mi ojo…!”. –Bahá’u’lláh, Las Palabras Ocultas, Árabe, no.57

“¡Oh hijos del Polvo! Hablad a los ricos de los suspiros que profieren los pobres a la medianoche, no sea que la negligencia los lleve al camino de la destrucción y los prive del Árbol de la Riqueza. Dar y ser generoso son atributos míos, dichoso aquel que se adorna con mis virtudes.”. –Bahá’u’lláh, Las Palabras Ocultas, Persa, no.49

En estos tiempos confusos donde “el cáncer del consumismo” se ha apoderado del género humano y poco a poco se está devorando a su humanidad, las enseñanzas bahá’ís nos dicen que miremos la riqueza y la vida de manera diferente. En lugar de vivir únicamente para maximizar nuestro propio placer, los bahá’ís hacen todo lo posible por amar al Creador y buscar el placer de Dios y, por lo tanto, amar a Su creación: la humanidad. En lugar de enfocarnos sólo en la satisfacción personal, dicen los escritos bahá’ís, debemos alejarnos de nosotros mismos y enfocarnos en un propósito superior y usar nuestra riqueza de la manera en que nuestra Fe nos ha guiado y no ceder a los impulsos de nuestra naturaleza inferior.

Abdu’l-Bahá sugirió cómo prepararse para el final de nuestras vidas. Dijo que deberíamos estar como un pasajero listos para un viaje espiritual al alejarnos más del mundo material. En ese extremo de la vida, la riqueza pierde su brillo y su encanto, y lo único que satisfará a nuestra alma sería el hecho de que entendimos el verdadero significado de la riqueza y utilizamos nuestra riqueza material para el bien de los demás.

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