Cinco formas de optimizar la poderosa herramienta que es la consulta bahá’í

La consulta bahá’í, una herramienta esencial para llegar a un acuerdo o consenso y decidir un curso de acción, pide a cada participante que domine un conjunto de habilidades de comunicación basadas en la espiritualidad.

Los escritos bahá’ís ofrecen un tesoro de conocimiento y significado sobre el complejo tema de la consulta, incluida esta cita de los escritos de Bahá’u’lláh, el profeta y fundador de la Fe Bahá’í:

“La consulta confiere mayor comprensión y transmuta la conjetura en certeza. Es una luz brillante que, en un mundo oscuro, señala el camino y guía. Para todas las cosas existe y continuará existiendo una posición de madurez. La madurez del don de la comprensión se manifiesta a través de la consulta”

La consulta bahá’í es una habilidad adquirida, así que trato de visualizarla de una manera que pueda entender. Imagino un sistema de filtración donde las impurezas pasan por el sistema y el agua que las transporta se filtra, limpia y purifica. El resultado: algo hermoso.

Mi metáfora de la consulta simplifica demasiado el concepto; se han escrito libros enteros sobre esta y se escribirán muchos sobre el conjunto de herramientas vitales de la consulta para el progreso de la humanidad. Intentaré explicarlo brevemente.

¿Qué es la consulta bahá’í?

Los bahá’ís utilizan la herramienta de consulta para llevar a cabo discusiones, discursos e incluso reuniones administrativas. Básicamente, es una herramienta de toma de decisiones que se basa en buscar las opiniones de muchas personas en lugar de solo una. Aquellos que consultan juntos, en lugar de simplemente expresar puntos de vista personales, intentan construir un sentido de compañerismo, reciprocidad, amor, armonía y unidad. Juntos deciden buscar la verdad expresando libremente sus opiniones y luego sopesando todas las opiniones desapasionadamente. Una vez que se presenta una idea, se convierte en propiedad del grupo, no de un individuo. Nadie menosprecia los pensamientos de los demás.

Las enseñanzas bahá’ís dicen que las decisiones que se tomen durante la consulta, con armonía, pureza de motivos y amor, atraerán la ayuda divina y, en palabras de ‘Abdu’l-Bahá,  “causeth the living waters to flow in the meadows of man’s reality…”

Pero para mi mente simple, la consulta representa un sistema de filtración único, un filtro espiritual para esas “aguas vivientes” en las que traemos todas nuestras fortalezas y debilidades como aportes. Cuando consultamos, entramos en la discusión desde diferentes orígenes, con diferentes bagajes, peculiaridades, culturas, actitudes y conocimientos.

Por supuesto, las ideas provienen de nuestros diferentes enfoques, que, cuando se examinan por primera vez, rara vez parecen coincidir entre sí. Aún así, a medida que continúa el proceso de consulta, al igual que un sistema de filtración, las impurezas se quedan atrás. Cuando eso sucede, la gente comienza a ver la validez de los puntos de vista de los demás y descarta las deficiencias que no están relacionadas con ese tema. Si la consulta espiritual bahá’í se realiza correctamente, se convierte en ese sistema de filtración único que toma todas las impurezas y elementos dañinos y hace que el resultado sea puro.

Sin embargo, la pureza de esta consulta y su resultado depende de la pureza de motivos y de nuestro enfoque de la tarea. Podemos hacer muchas cosas para no gravar este sistema y obstaculizar su eficiencia, y para que el proceso sea eficiente y fácil. La preparación, tanto espiritual como materialmente, es esencial para que la consulta funcione.

Sugeriré algunas ideas que han hecho que el proceso de consulta sea más eficiente para mí y que han aumentado la pureza del sistema de filtración de la consulta:

  1. Lidiar con el ego: el “yo insistente”

No importa cuánto éxito tengamos ya sea  espiritual, intelectual, material, en las ciencias, las artes, los deportes, los negocios o cualquier otro campo, el mayor enemigo dentro de nosotros presenta un peligro constante: nuestro propio ego.

Puede manifestarse en forma de gesto, mirada, palabra o acción, pero el resultado suele ser el mismo. Nuestros egos están siempre con nosotros, como un volcán listo para entrar en erupción. Necesitan ser supervisados ​​constantemente por nuestra naturaleza superior.

La Fe Bahá’í tiene numerosas enseñanzas y escritos que nos preparan para enfrentar esta prueba diaria y manejarla. Los escritos diferencian entre nosotros dos: nuestra naturaleza animal, material o inferior y nuestra naturaleza espiritual, divina o superior. En la consulta, nada puede contaminar el proceso de la discusión más que el ego de la naturaleza inferior, que su apego a sus propios puntos de vista, ideas y preconceptos. Cuando trabajamos en nuestros egos y los mantenemos bajo control con la supervisión de nuestra naturaleza espiritual superior, nuestro apego a nuestras opiniones e ideas disminuirá gradualmente. En su libro místico Las palabras ocultas, Bahá’u’lláh escribió “Suelta a tu alma de la prisión del yo.”

 

  1. Oraciones

La consulta requiere prepararse espiritualmente diciendo oraciones y meditando antes de que se lleve a cabo cualquier discusión. Hay tantos escritos y libros sobre sus poderes, efectos y beneficios. ‘Abdu’l-Bahá, el hijo y sucesor de Bahá’u’lláh, nos dio la esencia del asunto cuando dijo que la oración y la meditación: “Genera espiritualidad, crea estado de atención y sentimientos celestiales, da nacimiento a nuevas atracciones del Reino y engendra las susceptibilidades de una inteligencia más elevada.”

 

  1. Conocerse a uno mismo

Conocernos a nosotros mismos puede producir muchos beneficios, tanto materiales como espirituales. Cuando sabemos por qué hacemos las cosas, entendemos nuestras acciones. Además de ayudarnos a manejar nuestro ego, el autoconocimiento puede ayudarnos a ser conscientes de nuestras fortalezas y debilidades. Bahá’u’lláh escribió “Verdadera pérdida es para aquel cuyos días se han consumido en extrema ignorancia de su propio yo”

 

  1. Amor

El amor es el mejor lubricante para la práctica de la verdadera consulta. El amor es el vínculo que nos conecta con Dios, con nosotros mismos y con los demás. El amor realiza sus funciones sin esfuerzo. Los poderes y la utilidad del amor no tienen fin. En una charla que dio en París, ‘Abdu’l-Bahá dijo: “Ciertamente, en el mundo de la existencia no existe un poder mayor que el poder del amor. Cuando el corazón de una persona se enciende con la llama del amor, está dispuesta a sacrificarlo todo, hasta su vida.”

 

  1. Humildad

A veces malinterpretamos la humildad, pensando en ella como una falta de determinación, pero en realidad es la libertad del orgullo y la arrogancia. La verdadera humildad, una extensión de la autoconciencia y el autoconocimiento, nos brinda una forma poderosa de conectarnos con los demás y ver nuestras propias opiniones en la perspectiva adecuada. Bahá’u’lláh escribió “La humildad exalta al hombre al Cielo de la Gloria y del Poder, en tanto el orgullo lo rebaja a las profundidades de la vileza y la degradación…”

Si la consulta se comprende y se lleva a cabo de manera eficaz, podemos estar seguros de que no podemos encontrar un mejor sistema de filtración para llevar a cabo nuestras discusiones. La consulta bahá’í combina lo mejor de las habilidades humanas y nuestros valores espirituales, todos regalados por el Creador para resolver los problemas que desafían a la humanidad.

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